La llevan a un lugar que desconoce, que solo intuye no será del todo bueno…no como ella quisiera. Apenas si tiene fuerzas, y su cuerpo inmóvil como plomo en el asiento. Solo hay energías para respirar, con su corazón lento y relajado. Un cuerpo entregado, de espíritu resignado que pone su mano en un cristal, tomando del sol su energía, convierte el momento en un gran signo de amor a su vida. Ella quiere sentirse libre y sonreír; esta agotada de luchar contra un cristal, del que desconoce su estado liquido, sin comprensión del tiempo… necesario para atravesar.
1 comentario:
Me encantó la foto...
seguí así Santi!
Un abrzo
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